El balneario de
Fitero es el más conocido de los existentes en Navarra.
Situado en el mismo límite provincial con La Rioja, está enclavado en un paraje a orillas del río
Alhama, en el que desaguan numerosos barrancos de ambos lados.
Los del norte, situados dentro del término municipal de Fitero, comparten características comunes, con las lomas repobladas con diferentes especies arbóreas, pero sobre todo con bosques de
pino carrasco. En los fondos se cultivan los almendros, la viña y algún que otro campo de cereal. No obstante la sequedad de estas zonas hace que los cauces permanezcan secos la mayor parte del año (una pluviometría de 400 l/m² al año no da para más).
Nos ha llamado la atención la disposición de numerosos aljibes en miniatura (probablemente dispuestos por los cazadores de la zona) para atraer la fauna.
El relieve es escaso en altitud pero bastante cambiante. De hecho en el paseo circulamos por un barranco, recorremos la cabecera de otro y acabamos por descender el cauce de un tercero.
El paseo empieza circulando por una cinta peatonal que parte del balneario en dirección a Fitero. Así nos situamos a la entrada del barranco del Piquete, que remontamos en toda su longitud. Después aprovechamos un camino que circula por el límite entre Fitero,
Corella y la muga con Rioja para movernos hacia el oeste y descender por el inicio del barranco de Valdecalera, pasar algo más al oeste y terminar bajando cerca la carretera de Alfaro por otro barranco que nos lleva directamente a las casas de Baños de Fitero, junto a la carretera de servicio entre los dos hoteles. Así completamos un interesante recorrido circular que no llega a los nueve kilómetros.