Lerate
Localidad cercana al embalse. Al oeste, cercano, está el camping junto a la orilla.
Desde el pueblo salimos en esa dirección por calle que se estrecha.

El seto que delimita el camping aparece a nuestra derecha al tiempo que el suelo deja de estar hormigonado.
Lo bordeamos por la izquierda si queremos visitar la ermita de «El Cerrado», sobre el embalse. Descendemos un poco entre la sombra de las carrascas.

Ermita de San Pedro Mártir, en el paraje «El Cerrado».
Esta ermita, con fotografía incluida, está citada en el libro de Fernando Pérez Ollo. En dicha imagen no aparece rodeada de verja, y se sitúa «…en el camino a Villanueva de Yerri, cortado por el embalse de Alloz…».
La verja, cerrada con candado, impide el paso. A la izquierda tenemos bajo los pies el agua del embalse.
Volvemos atrás hasta el punto donde se acabó el hormigón.

Al llegar a la zona de entrada del camping giramos a la izquierda, junto con el seto, pasamos por delante de la puerta y seguimos para tomar una senda, al otro lado, que pierde altura nada más meterse entre los árboles.
La traza desciende entre pinos.
Pronto se abre a la derecha el paisaje. Vemos el embalse debajo y la inconfundible cima de Elimendi (La Artesa), al fondo.

Varios caminos marcados en la tierra llegan por la derecha y cruzan.
Los tomamos a la izquierda para acercarnos a las orillas.
Al ir desplazándonos hacia este lado llegamos a…

Embarcadero.
Detrás del camping, al cual hemos dado la vuelta, hay un terreno acondicionado, en parte hormigonado, donde es posible organizar las prácticas de la escuela de vela.
Al otro lado del embalse podemos identificar con facilidad las peñas de Echávarri (al fondo), la ermita de San Cristóbal de Villanueva, que corona un cerro y la propia localidad de Villanueva de Yerri.
Volvemos ahora para seguir junto a la orilla nuestro paseo.

Ahora, en lugar de regresar por la senda hacia el camping, seguimos el camino ancho que va trazando una curva a la izquierda, cerca de la orilla.
El paisaje puede resultar cambiante, como en todas las orillas de embalses, en función de la altura del agua.

Llegamos junto a dos carteles.
Uno advierte de la prohibición de tirar basuras y el otro del peligro de expansión del mejillón cebra.
Tomamos a la izquierda por camino ancho. Procede de Lerate (que queda a la derecha) y va bordeando el embalse en dirección norte.
Cuatro minutos más tarde se nos une otro camino más que viene también de la derecha. Mantenemos la dirección.

Cruzamos una depresión húmeda que recibe un regacho descendente de la derecha. Entre un grupo de pinos hay una puerta que da a una huerta cerrada.
En lugar de ir a cruzarla seguimos la senda que sube unos metros más allá.
La senda se bifurca enseguida. Por la derecha.
Vamos girando tomando de nuevo casi dirección sur y nos acercamos así hacia una pista.

Procedente de Irurre (localidad en alto) llega esta pista. Nos incorporamos a ella girando casi 180º hacia la izquierda y volviendo a encarar el norte.

Nuevo desvío a la izquierda, junto a un cartel de reserva de caza. Al fondo, al nordeste, se ve en un alto la ermita de San Gregorio.

El camino, herboso, desemboca en una bonita pradera junto a la orilla del embalse.
Al otro lado tenemos otra vista de la localidad de Villanueva de Yerri.
La senda se diluye pero podemos continuar por la orilla, cruzando una zona algo encharcada y bordeando cerca del agua para dar la vuelta a una pequeña elevación con una pieza de cultivo.

El regacho de Xubindoa, mucho más importante que las pequeñas regatas que hemos dejado atrás, desagua en el embalse al otro lado de esta pieza. En lugar de bajar para cruzarlo mantenemos la altura y dando la espalda a la mancha de agua buscamos el arranque de un camino que por este lado de la depresión nos va a ofrecer la salida de la zona.
No llegamos a cruzar la hilera de chopos y sauces que orlan el cauce. Pronto se define una senda que después se amplía enseguida como camino firme.

En un punto alto del recorrido tenemos una buena panorámica hacia el norte: Esparatz, Elimendi, y ya cercana la localidad de Muzqui. También se ve, más lejos, Muez.

Ya casi debajo Muzqui salimos a una pista. Todavía descendemos unos metros antes de empezar a subir hacia el pueblo.
Cerca del casco urbano el piso se vuelve hormigonado.

A las puertas del pueblo la pista se cruza con otra perpendicularmente. Si no encontramos después la continuación desde el pueblo podemos bajar por la que ahora vemos a la derecha.

Localidad de Muzqui.
Pequeño pero cuidado pueblo del valle de Guesálaz.
Si nos acercamos al frontón veremos la curiosa situación que la construcción del embalse ha hecho sufrir a los vecinos del lugar.
Según nos cuentan, la carretera pasaba antes por la parte de abajo, y sólo un ramal se desvíaba hasta aquí. Pero al construir el embalse hicieron un desvío que obligaba al asfalto a atravesar el pueblo. No tuvieron mejor cosa los ingenieros de caminos que hacerla pasar, precisamente, por el terreno ocupado por el frontón. Éste fue cortado a la altura del cuadro nº 2 de la pared lateral (derecha en este caso en lugar de la clásica a la izquierda del frontis). No obstante queda constancia por escrito en los archivos del Gobierno de Navarra de la obligación de todos los vehículos que por allí quieran pasar de detenerse siempre que se estuviera jugando a pelota en el mismo y hasta que no se terminara de jugar el tanto.

Desde aquí mismo (el frontón) tomamos dirección sur, dando la espalda al frontis, para bajar entre una casa y la plaza que hay aquí mismo.
Pronto salimos del pueblo en sensible descenso por camino empedrado. Abajo encontramos camino-pista que tomamos a la izquierda. Baja del cruce que hemos citado en el punto anterior, al entrar en el pueblo.

Bifurcación unos metros más adelante. Por la derecha. Seguimos en descenso.

A la izquierda del camino podemos visitar la fuente-lavadero, recuperada por los vecinos de Muzqui en Auzolan.
Ascendemos. En una curva en el ascenso se marcha un camino de tierra a la derecha. No lo tenemos en cuenta y seguimos el principal.

El camino parece morir entre dos campos de labor.
En realidad no es así. El original seguía entre los matorrales que separan ambos campos. Pero el sendero está tan cerrado que es prácticamente imposible pasar. Por ello hemos de bordear, por la izquierda de los matorrales para llegar al fondo de la pieza y seguir entre los árboles la continuidad de la traza. Lo que parece algo cerrado no lo es tanto a partir de aquí.
En muy pocos metros la senda se vuelve a normalizar y tuerce a la izquierda subiendo algunos metros entre las carrascas.

A la vista de la ermita del Pilar, junto a la entrada de otra pieza de cultivo, el camino se hace ancho, casi una pista.
Cuatro minutos después el camino pasa bajo un ribazo que nos permite acceder directamente a esta ermita. Podemos subir directamente, sin necesidad de dar la vuelta por el camino.

Dando la vuelta al edificio nos encontramos frente a la fachada del mismo.
Espadaña en la que se echa en falta la campana. La puerta, sencilla, de hierro con pestillo, tiene sobre ella una losa con un escudo real grabado y la fecha de 1939. Bancos de hormigón a ambos lados y benditera.
Pertenece al concejo de Garisoain.
Desde la misma, mirando a la fachada, sale a la izquierda camino resguardado que enlaza en escasos metros con el cruce de dos pistas (una de ellas la que hemos utilizado para acercarnos).

Girando a la derecha un par de metros y después a la izquierda, seguimos en sentido oeste.
Llevamos a la izquierda un seto de cipreses. Enfrente tenemos el embalse. A la izquierda, en alto, Garisoain.

Nuestra pista se une con otra a escasos metros de la carretera.
Salimos a la carretera y giramos a la izquierda para acercarnos ya a Lerate (a la vista).

Crucero medieval. En el desvío de la carretera a Irurre.
Seguimos rectos.
Descendemos hacia Lerate.

Lerate.
Fin del recorrido.