Este itinerario discurre en forma circular entre dos localidades,
Murillo-Berroya y
Napal. En su primera mitad marchamos por caminos situados más al norte y después volvemos por antiguos caminos casi desaparecidos y por las trazas que quedan de la cañada real de Murillo el Fruto a Salazar.
El terreno no es excesivamente complicado en cuanto a desniveles o problemas con el desplazamiento por la vegetación, ya que ésta no crea graves problemas. Sin embargo, si el excursionista no tiene una buena capacidad de orientación (o lleva su aparato GPS), podría encontrar algunas dificultades en determinados puntos. No obstante siempre queda la opción de volver por donde uno ha ido.
La zona, aunque perteneciente al Romanzado, está en el límite de una región, los Urraules, donde el despoblamiento ha generado un fenómeno de desaparición de muchas huellas humanas.
A pesar de lo anterior, el paisaje es hermoso y los núcleos habitados por los que pasamos tienen su encanto: Napal, acostado junto al Idokorri, el caserío Berroya, con sus dos casas y su minúsculo cementerio, y Murillo, donde iniciamos y cerramos el círculo.
Para acercarnos al inicio de la excursión desde Pamplona hemos de ir a Lumbier, y desde allí seguir la carretera de Navascués. A unos 5 km está el desvío a la izquierda que nos lleva a Arboniés y a Murillo Berroya.