Proponemos aquí visitar, desde
Munárriz, una zona de Andía donde quedan los vestigios de la época más intensa de la trashumancia dentro de Navarra.
Ascenderemos a los rasos y, después de acercarnos a lo que ahora es una pista nueva, pero que desde antiguo fue una de las cañadas de entrada a la Sierra, la «Cañada vieja» de la Valdorba a Andía, bajaremos junto a la balsa de Erna y acabaremos en un paraje donde todavía se pueden apreciar los restos de las antiguas bordas pastoriles. Nos sorprenderá la abundancia e importancia de estas construcciones, que nos darán una idea del movimiento humano y ganadero que en su día supuso. Los pastores llevaban una vida sujeta a fuertes cambios estacionales a los que se sumaba el aislamiento durante largos periodos. Aquí, sin embargo, podemos imaginar la concentración de los mismos en auténticos poblados.
Después volveremos por otro camino para confluir con el camino de ida.
Si lo deseamos (sobre todo si queremos hacer el trayecto con niños) podemos acercarnos con vehículo hasta las cercanías de los rasos, siempre que cuidemos y respetemos el cierre de puertas en las pistas. Esto podría reducir el camino hasta en tres kms de ida y otros tantos de vuelta, dejándolo en seis kilómetros escasos.
Pero si no tenemos necesidad, podemos hacerlo completo, lo que nos hará disfrutar más del camino.
La hermosa localidad de
Munárriz, desconocida para muchos navarros por su situación geográfica y de comunicación es un excelente punto de partida para esta excursión. Para llegar a ella accederemos desde el valle de Ollo, tomando la carretera de
Anoz a
Arteta y desviándonos después por el puerto (ctra. NA-7020). Pasadas las localidades de
Azanza y
Urdánoz (olvidando la desviación a la derecha hacia
Aizpún y Goñi) alcanzaremos Munárriz en lo más alto.
Podemos ver imágenes de esta localidad en la
excelente exposición de Ernesto López Espelta que se puede disfrutar en esta misma página web.