El recorrido traza un círculo que visita un numeroso grupo de caseríos de
Amaiur. En poco más de cinco kilómetros paseamos por un entorno representativo de la vida baztanesa. Los caseríos que salpican el paisaje al norte de Amaiur, bajo el puerto de Otsondo, nos enseñan la vida rural de este rincón con toda su belleza.
La agricultura de la zona y la ganadería conforman el paisaje. Un mosaico de prados separados por las clásicas tapias de piedra, a veces por alambradas, y conectado por entrañables caminos que conducen nuestro paseo de uno a otro cómodamente.
Podemos admirar cómo alrededor de la construcción del caserío se aprovecha al máximo el entorno para lograr la mayor autosuficiencia posible: el gallinero, la huerta, el granero y el silo. Cada casa construye en sus cercanías un pequeño universo, sin pretensiones extrañas, que respeta el entorno natural y logra el equilibrio con el paisaje, al mismo tiempo que éste ha condicionado, a lo largo de los siglos, la forma de vida del lugar y el carácter de sus gentes.
No obstante tenemos también oportunidad de ver cómo se integra en esta zona el cambio, con la presencia de una granja de avestruces o la forma en que se asume la entrada de vehículos desde la carretera general que sube hacia Otsondo o desde el propio pueblo de Amaiur.
El paseo, después de atravesar el núcleo urbano de sur a norte, visita el
monumento de los navarros a su independencia perdida ante Fernando el Católico y cuya última batalla fue en este lugar. Después desciende por un magnífico bosque de robles para abrirse abajo, en el llano, a los prados. A partir de aquí pasamos junto a un rosario de caseríos antes de subir a la carretera, pasar junto a un restaurante y volver a bajar por más caseríos hasta cruzar la regata Aranea. Finalmente asciende de nuevo al pueblo y, tras visitar el frontón y la escuela, finaliza en el punto de partida.
En resumen, un extraordinario paseo para disfrutar del paisaje y el modo de vida baztanés.