El acceso a la
Reserva Natural del Nacedero del Urederra es, en los últimos tiempos, multitudinario. Desde la localidad de
Baquedano, donde se ha habilitado un aparcamiento regulado y obligatorio para los visitantes, se acondicionó un acceso que, en las temporadas veraniegas, está dotado con personal de vigilancia, de información y de apoyo a las personas que llegan al lugar.
El resto del año, y especialmente en temporada invernal, resulta una visita menos problemática, pero también, quizás, menos vistosa por el exceso de agua que baja por el río.
Decimos esto porque uno de los atractivos del paraje es el extraordinario color que muestran las cascadas, los fondos transparentes de las aguas en los remansos, todo ello dentro del hábitat boscoso que cubre los fondos de las regatas. Tal cosa está recogida en
otra ruta que sube de Baquedano al Puerto Viejo, rodea los bordes del Balcón y baja por el antiguo camino a la sierra desde
Zudaire. Posteriormente aprovecha la senda que une la carretera con el Nacedero para llegar hasta el mismo y regresa a Baquedano por el camino que utilizan los turistas.
Planteamos aquí una alternativa: la visita desde Zudaire, que permite avanzar por la ribera contraria a la habitual, visitando los mismos lugares pero circulando por trazados algo más solitarios y quizás un poco más complicados (pero no en exceso). Posteriormente se recorre el resto del otro recorrido, pero en sentido contrario.
Esta visita la hemos llevado a cabo, también, como contraste, en pleno invierno, cuando más agua surge de las entrañas de la sierra. De ahí que los colores cambien, las imágenes sean diferentes, pero no por ello menos bellas. Son otra faceta diferente del mismo lugar. Las ramas desnudas de las hayas dejan pasar la luz invernal.
El agua brota de las paredes por varias bocas y confluye enseguida en un río
Urederra que baja potente, con abundante caudal.
La visita, por lo demás, plantea pequeños problemas de orientación, pues las sendas por este lado del río no son tan claras y no están tan cuidadas.