Desde la boca sur del túnel de Lizarraga parte una pista a cada lado de la carretera. Si nos colocamos de espaldas a la boca del túnel, una asciende a la izquierda un fuerte repecho para tomar las planicies de Andía en dirección a Peña Blanca y Treku.
La otra (Ollideko Bidea) parte en dirección contraria, hacia el oeste (a la derecha), por un corredor cercano al cortado en dirección a la ermita de San Adrián de Lizarraga y el portillo de Etxarri-Aranatz.
Bajamos por esta pista y ascendemos después de superar un paso canadiense.

Al alcanzar el primer «cambio de rasante», superada la primera cuesta, abandonamos en lo más alto la pista, ascendiendo a la derecha en diagonal hacia la cresta que da al valle de Lizarraga.
Sin camino fijo vamos enlazando pequeñas sendas herbosas por lo más sencillo.
La dirección la marca una abertura, una especie de collado entre las rocas...

(La imagen pertenece a otra fecha, pues la niebla no permitía apreciar el paisaje en el día de la documentación)
Collado herboso. Debajo la ladera cae casi vertical sobre el valle de Lizarraga. Enfrente la cima de Beriain.
Seguimos hacia el oeste, descendiendo algo por la misma vertiente que hemos ascendido. Pronto se define una senda y nos acercamos a lo que parece una pequeña elevación rocosa pero que no es tal cosa, sino un puente pétreo natural sobre un gran socavón.

Portupekoleze.
Un gran arco natural de piedra, provocado por el karst, presenta su airosa figura sobre una dolina que finaliza en una somera cueva.
La estructura permite a nuestra senda pasar por encima del arco (muy aéreo) y descender después bajo el mismo para llegar hasta la zona más profunda. El rincón es espectacular y digno de visitar. Ha sido descrito en otras rutas.
Seguimos ahora, descendiendo la ladera para retomar la pista que habíamos abandonado al principio. Enlazando de nuevo pequeñas sendas...

Otra vez en la pista o camino de Ollide. Frente a nosotros, al otro lado, hay una borda o construcción en forma de «L». Por la derecha seguimos alejándonos del punto de partida. La pista sube y baja por zonas herbosas, con las laderas rocosas desde las que hemos descendido a nuestra derecha.

Se alcanza el arbolado en un cruce triangular. Por la derecha sigue el itinerario hacia la ermita de San Adrián de Lizarraga y el puerto de Etxarri-Aranatz.
Iremos por la izquierda tomando dirección sur y algo descendente.
En el triángulo formado por el cruce hay una pequeña dolina de la que surgen algunas hayas.
Enseguida...

A la izquierda se va una senda ancha (la antigua calzada romana) que marcha en suave descenso hacia la cercana sima de Tximua, cuya visita realizaremos al volver.
De momento vamos por la derecha, por el camino principal y pedregoso.
Enfrente queda una loma cubierta de hayedo.
Cuatro minutos después dejamos otra senda herbosa que también se va a la izquierda. Seguimos el principal y entramos bajo el arbolado.

Salimos momentáneamente a un claro.
Por la izquierda asciende otro camino herboso. Por la derecha desciende otro más.
Sin embargo no hacemos caso de ninguno de los dos. Seguimos el principal y pronto nos internamos en el hayedo de nuevo.
En suave descenso vamos recorriendo una ladera cubierta de bosque.

La pista «Ezkizako Bidea», que seguimos, empieza a girar a la izquierda, lo mismo que la ladera.
A la izquierda aparece la tapia circular que rodea y protege de posibles caídas en una sima. A la derecha hay una profunda dolina cubierta de arbolado. Y por este lado llega una senda procedente de unas bordas.
Seguimos adelante y enseguida salimos a un raso en suave ascenso.
Al otro lado, escorándonos a la izquierda, encontramos la continuación del camino que...

Otra vez nos internamos bajo el arbolado. Pocos metros después encontramos bifurcación.
Dos caminos marchan los primeros metros casi paralelos y después se van cada uno para un lado.
Hemos de seguir por la derecha. Después volveremos por el de la izquierda.
Pronto recorremos una especie de loma elevada en dirección suroeste. Estamos internándonos en la zona de Lubierri.
A medida que el camino se orienta en dirección oeste se despeja el paisaje por la izquierda, descubriendo bajo nosotros, la zona de Zulo Aundia.

A la izquierda del camino hay dos cairns de piedras planas (enmarcados en la imagen por sendos círculos).
Indican el punto aproximado de desvío para acceder a una borda por la que describiremos el descenso. Sin embargo no es ni mejor ni peor que otras opciones.
Nuestro objetivo es bajar hasta el fondo del agujero kárstico que en forma de cubeta circular, tenemos a nuestra izquierda.
El desnivel desde la parte superior hasta el fondo del mismo es de algo más de cien metros. Según por dónde lo intentemos podemos encontrar más o menos dificultades, por lo que lo vamos a narrar por aquí. No
obstante, la imagen panorámica siguiente se ha obtenido en otra fecha, en la cual descendimos directamente desde dicho punto. También encontramos alguna pequeña dificultad con el terreno, pues los afloramientos del lapiaz dificultan algo el descenso.

Lapiaz: Estructura típica de zonas kársticas donde la facilidad con la que el agua disuelve las calizas y se filtra entre las grietas provoca la aparición de formas rocosas con huecos y aberturas verticales en gran abundancia. Caminar entre ellas resulta molesto, dificultoso y en ocasiones hasta peligroso.

Este lugar está situado cuatrocientos metros más adelante en el camino descrito. Al estar la zona despejada en la parte superior podemos tener una visión panorámica del agujero bajo nosotros.
Si queremos descenderemos por aquí sin camino fjo. El objetivo es el fondo de la depresión.

(Los datos que siguen no tienen en cuenta la distancia y el tiempo para acercarse hasta el punto anterior)
Iniciando el descenso desde los cairns abandonaremos el camino en perpendicular hacia la izquierda. En pocos metros descendemos a una repisa herbosa que tomaremos a la izquierda buscando el paso más fácil para superar una pequeña vaguada, por la que girando hacia la derecha, alcanzaremos una rústica borda semiarruinada, con varios corrales a su alrededor.
Más allá el terreno está despejado y desciende con suavidad girando hacia la izquierda (dirección este), con el linde del bosque a ambos lados, manteniéndose sobre una especie de lomo.
Desde aquí, mirando a nuestra derecha, muy al fondo y sobre la extensión del bosque, podemos divisar al sur el gran raso de Urbasa.
Siguiendo hasta el fondo de esta zona despejada...

Al llegar a los primeros árboles giramos a la derecha, en dirección sur, para buscar sendas que nos ayuden a superar una barrera de unos 50 metros de lapiaz.

Hay una senda que culebrea en descenso entre las rocas de grietas verticales, pero puede ser que debamos realizar varios intentos de ida y vuelta para encontrarla, pues la hojarasca nos la puede tapar.
De lo contrario las grietas de las rocas pueden hacer nuestro tránsito desagradable.
La zona no es muy extensa. Enseguida encontramos la ladera continua y limpia bajo el hayedo. La depresión a la que descendemos siempre queda a nuestra derecha.

Hay un punto en el que desaparecen las rocas y el descenso, ya por zonas de hojarasca y hierba, no presenta dificultad alguna.
Atravesamos un camino (2:07 - 7,00 km) que después tomaremos para ascender y seguimos descendiendo hasta llegar al punto más bajo.
Éste es un lugar sin ningún aspecto especial. Está ocupado por unos majuelos que crecen en el fondo de un pequeño agujero.

En la parte inferior de Zulo Aundia el terreno es herboso, salpicado de numerosos ejemplares de espino blanco entremezclados con algún haya suelta.
El paisaje es sorprendente. Todo alrededor nuestra es una ladera circular, con desniveles cercanos a los cien metros, que carece de desagües.
Es quizá una de las manifestaciones del relieve de Urbasa donde mejor podemos comprender la increíble capacidad del terreno para absorber el agua y la nieve.
Todo es absorbido sin mayor problema por la estructura porosa del karst.
Ascendemos en dirección este, más o menos por el mismo lugar por el que hemos descendido, para buscar el camino antes mencionado, que queda a media altura en el interior del bosque.

Camino-senda, semicubierto por hojarasca, que traza un recorrido en suave ascenso, rodeando la depresión a media altura para salir tras dar alrededor de media vuelta a las laderas del agujero.
En la zona donde lo encontramos, si somos aficionados a la búsqueda de fósiles, podemos encontrar numerosas piedras que presentan restos de foraminíferos (imágenes adjuntas).

Los Foraminíferos son indicadores de zonas rocosas calizas del Carbonífero y Pérmico. Se trataba de especies invertebradas, dotadas de un caparazón calcáreo que podía alcanzar una gran complejidad, con multitud de tabiques internos.
La mayor parte de las especies eran de carácter bentónico (vivían en los fondos marinos en contraposición con los planctónicos que pasan su vida flotando o cerca de la superficie del agua). Podían alcanzar gran desarrollo relativo en su tamaño, como se aprecia en las imágenes (la piedra de la imagen tiene una longitud real de unos 8 cm).
En su mayor parte estos grupos ya se han extinguido, es decir, no existen especies equivalentes en nuestros días.
No obstante tengamos en cuenta que estos indicadores nos certifican cómo las calizas que forman la sierra de Urbasa fueron en su tiempo, hace millones de años, fondos marinos.

En ascenso cada vez más pronunciado, el camino termina saliendo por pendiente fuerte (no muy larga) por la zona occidental del agujero (poco después de dejar una especie de pared rocosa a la izquierda entre las hayas), girando 90º a la izquierda al llegar al borde (en un punto donde momentáneamente pasamos sobre terrenos pedregosos y volvemos a entrar en hayedo).
En pocos metros, en un rellano, encontramos marcas amarillas y blancas de un PR (Pequeño Recorrido) al llegar a una bifurcación. Vienen de frente y giran para tomar, como nosotros, el ramal de nuestra izquierda, que sale en perpendicular de tal forma que la dirección que ahora seguimos es justo la contraria de la que llevábamos antes de salir del agujero.
Pero ahora vamos por la parte superior del terreno y, siempre bajo el hayedo, nos alejamos por terreno casi llano.
Las marcas son claras y abundantes.
Enseguida enlazamos con otro camino que seguimos a la izquierda. Seguimos las marcas.

Tras largo rato de circular por el interior del bosque salimos a terreno despejado.
Algunas rocas emergen entre la hierba y unos cuantos troncos secos se mantienen en pie.
Girando casi 180º y tomando después dirección este nos internamos en un ondulado praderío que constituye el raso de Aizaluza.
Al sur, al fondo, pasa la pista de Otsaportillo.
Nosotros seguimos la dirección este, atravesando varias ondulaciones para buscar un camino que cruza de sur a norte por el borde oriental del raso. Lo podemos ver cuando alcanzamos la zona más alta de las ondulaciones.
Las marcas amarillas siguen, pintadas sobre algunas piedras que sobresalen entre la hierba.

Alcanzamos el camino de Aizaluza. Giramos hacia el norte. Pronto se acerca, se mete entre árboles, sale otra vez en ligero descenso y finalmente se interna en el bosque de forma definitiva.
Mantenemos más o menos la dirección.

Bifurcación. Ignoramos el desvío a la derecha y seguimos rectos.
En la siguiente (tres minutos después) también tomamos por la izquierda, girando hacia ese lado poco antes de empezar a descender.
Algo después podemos admirar un hermoso tejo que crece rodeado estrechamente por tres hayas.

Nuestro camino encuentra el de ida pocos metros antes de salir al claro.
A partir de este punto coincidimos en el itinerario de vuelta. Atravesamos el raso y al llegar al arbolado pronto encontramos la sima. A su altura sale por la izquierda una senda que, (para los que quieran visitar otras zonas), puede servir de alternativa, siempre que tengamos en cuenta que después de un rato desaparece el camino y hay que orientarse para encontrar el itinerario.
Volvemos hasta ...

Llegamos al cruce citado a la ida en 0:56 horas - 3,57 km, donde mencionamos que la calzada romana se iba a la izquierda.
Podemos tomar ahora por ahí, desviándonos a la izquierda, si deseamos visitar la sima de Tximua o regresar por donde hemos venido.
Si vamos a la sima...

Sima de Tximua.
Una doble tapia cuadrangular rodea el agujero, uno de los de mayor profundidad (165 m) existentes en Urbasa. Tiene en la tapia que da al sur una placa con sus datos.
Desde la misma, rodeando el pretil por la derecha, descendemos por sendas hasta unas bordas próximas. Tras ellas se abre una depresión por la que podemos ascender de nuevo hacia la pista de Ollide para retomar el camino de regreso...
A medida que ascendemos por el raso podemos escorarnos hacia la derecha.

Pista o camino de Ollide.
Desde aquí, hacia la derecha, retrocedemos hasta...

Carretera y túnel de Lizarraga.
Fin de trayecto.