Tomamos como punto de partida la iglesia de San Andrés de Zariquiegui, parada obligada para los peregrinos. En origen era de estilo románico, de la segunda mitad del siglo XII, aunque son escasos los vestigios que subsisten (puerta de acceso y pila bautismal). En el siglo XVI experimentó «una profunda remodelación del templo» que conformó su aspecto actual. En el interior destaca el retablo mayor romanista que data del siglo XVII. La iglesia permanece abierta a lo largo del día.

En dirección noreste tomamos el Camino de Santiago o Camino del Perdón. El firme del camino es de graba fina y bien copactada, lo que facilita la subida Transcurre entre campos de cultivo de secano y en muchos tramos con vegetación a ambos lados. Destacan algunos nogales y fresnos, plantados ya hace unos años que dan sombra al camino.

El camino se convierte en sendero en algunos tramos, también gana poco a poco pendiente, siendo bastante pronunciada en alguno de ellos. A los lados de estos pequeños tramos de sendero predomina la zarzamora, el arañón y el boj.

El camino se abre de nuevo y la pendiente va disminuyendo. Dejamos una pista agrícola a nuestra derecha.

Un poco antes de llegar al alto encontraremos a nuestra izquierda la fuente de Gambellacos construida en 1990 y que toma el nombre del término del municipio de Astrain en el que está ubicada. El nombre de la fuente y el año de su construcción aparecen esculpidos en la parte central, sobre el caño, del que en esta época estival apenas salen unas gotas de agua.

Llegamos a este interesante punto donde el camino se cruza con la carretera, el GR -220 “Vuelta a Pamplona” y el parque eólico. Aquí encontramos el Monumento al Peregrino, obra de Vicente Galbete, levantado en 1996, fruto de la colaboración entre la Asociación del Camino de Santiago y la empresa encargada de instalar los aerogeneradores, EHN. Está realizado en chapa y representa a una comitiva de peregrinos de distintas épocas, marchando en grupo, a pie y a caballo, que se cruzan con la línea de molinos de viento. El texto que acompaña a la obra dice “Donde se cruza el camino del viento con el de las estrellas”.
También a ambos lados de la carretera podemos disfrutar de sendos paneles que nos informan de los puntos geográficos y las localidades que desde aquí podemos observar, tanto hacia el norte como hacia el sur.
Hasta mediados del siglo XIX hubo en este punto una ermita dedicada a la Virgen del Perdón y un hospital de peregrinos. La ermita fue expoliada por los franceses durante la guerra de la Independencia, y desapareció definitivamente a mediados del siglo XIX. La imagen de la virgen fue trasladada a la iglesia de Astráin.

Cerca, pero ya en la cara sur, nos podemos acercar al Memorial de las Fosas del Perdón, inaugurado en el 2017, obra del artista Peio Iraizoz. Está formado por un conjunto de 20 piedras. Una central, que recuerda a todas las personas desaparecidas, y otras diecinueve colocadas alrededor en forma de espiral abierta que representan a cada una de las localidades de las que algún vecino fue asesinado en ese lugar y que simbolizan el reconocimiento y reparación de las 92 personas asesinadas en la sierra del Perdón durante los años 1936 y 1937.

Proseguimos nuestro recorrido girando hacia el oeste, siguiendo las señales blanca y roja del GR, perfectamente localizables, por una pequeña senda que transcurre junto a los molinos, y siempre a su izquierda.

Impresionantes e infinitas vistas a ambos lados, al norte, a nuestra izquierda, muchas de las localidades de la Cuenca de Pamplona, con los montes que la bordean y al fondo el Pirineo. Al sur, a la derecha, las localidades de Valdizarbe y Valdemañeru con el Moncayo, Ezcaray y la Sierra de Cameros como telón de fondo.

A la altura del aerogenerador que lleva el número 5 dejamos la cumbrera, abandonamos también el GR-220 y comenzamos el descenso hacia el punto de origen.

Este primer tramo de senda estrecha se junta con una pista que viene de la dereha. El desnivel comienza a ser bastante pronunciado y con firme pedregoso, lo que dificulta la marcha, especialmente los días de lluvia.

El camino va girando poco a poco hacia el sureste, entre pinos, encinas, robles y mucho boj. Continuamos el descenso hasta que llegamos a los campos de cultivo. El camino se va anchando, mejorando su firme, y poco a poco nos va acercando al casco urbano.

Llegamos al pueblo por una zona de construcciones modernas, unas veces separadas y otras adosadas, pero en todo momento bien urbanizada y ya con el suelo encementado.

Bajamos hacia la iglesia, bien por la calle de San Andrés, con asfalto, o por un camino más agradable, de hierba y con escaleras, que va más a la derecha y que nos conduce hasta el punto de comienzo y final de nuestro recorrido.