En 1667 Carlos Martín de Mencos, alcalde perpétuo de los Reales Alcázares de Tafalla, siguiendo la disposición testamentaria de su esposa María Turrillas, fundó en Tafalla un convento de concepcionistas franciscanas, comúnmente denominado de Recoletas. Levantó la fábrica a partir de 1674 Domingo de Aguirre, si bien por las obras por diversos motivos se demoraron largo tiempo, hasta bien entrado el siglo XVIII. La monumental fachada del convento de Recoletas de Tafalla de considerables dimensiones recuerda modelos vignolescos con sus tres calles y aletones laterales planos enlazando los cuerpos. Este esquema no se corresponde con la distribución interna de la iglesia de una sola nave, ya que viene a ser como una especie de fachada telón que incluye en su desarrollo tanto la nave propiamente dicha cuanto las dependencias laterales del templo que abarcan capilla y entrada al monasterio. El conjunto, de proporciones horizontales casi cuadradas, consta de dos cuerpos. El inferior, dividido en dos por una imposta a media altura, se articula en tres calles por un orden gigante de pilastras donde descansa una cornisa saliente con ménsulas lisas. Las calles extremas presentan puertas rectas entre pilastrillas cajeadas que culminan en frontón curvo y dintel superior mientras que el lienzo central, de doble anchura que los laterales, tiene una traza más compleja, desarrollando tres arcos de medio punto sobre potentes pilares que sirven de ingreso y se corresponden con otros tantos tramos de un amplio vestíbulo cubierto por una bóveda de arista entre dos de cañón con lunetos, todo lo cual, en su conjunto, abarca la anchura de nave de la iglesia. Sobre el arco central se abre una hornacina entre pilastras culminada en frontón curvo y con volutas laterales de hojarasca cactiforme igual que la placa vegetal del remate; la hornacina cobija una escultura de piedra de la Inmaculada, de estilo barroco de finales del XVII. Dos escudos gemelos de comienzos del XVIII campean a ambos lados, los dos sobre busto inferior, entre leones tenantes y corona abierta por timbre. Su campo cuartelado tiene el primero contracuartelado en cruz con tres fajas y dos ciervos pasantes; el tercero, contracuartelado a su vez, lleva dos toros y una torre repetidos alternativamente y el cuarto, cortado, tiene tres torres y una panela. Las dependencias del monasterio propiamente dicho, se organizan en torno a un gran patio cuadrado y se muestran hacia el exterior como un cuerpo horizontal adosado a la iglesia por el lado del Evangelio. El patio se estructura en dos pisos de sillarejo separados por imposta lisa en los que se abren hileras de ventanas rectas, con marcos de orejetas, todo ello dentro de los modos de la arquitectura conventual del siglo XVII. Sobre el segundo cuerpo en la solana se alza una galería de arcos de ladrillo articulada por pilastras. Las crujías, de apariencia muy austera, muestran sus muros y se cubren con vigas de madera.
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