Según la tradición, la imagen de Nuestra Señora de Zuberoa fue encontrada en 1569 por un toro, igual que la de Muskilda de Ochagavía. Al bajarla al pueblo para construirle la ermita, desaparecía para reaparecer en su sitio. Cuentan que en las luchas religiosas en Zuberoa y Bearn la imagen desapareció en un incendio. Posee muchos exvotos de gratitud por sus favores, como una bala de cañón del s.XVII, cuando salvó al capitán de Garde Felipe Atocha, el cual le pidió ayuda al ser atacado por piratas en el Mediterráneo. Curadora de endemoniados, llegaban en peregrinación de muchos valles, en especial de Zuberoa. Los chavales, al pasar las caravanas que traían endemoniados, cantaban en euskara un juego de palabras sin significado: Autxa, marrautxa, piperra eta zagarra.. Autxa viene del pueblo de Auch, y llamaban así a bearneses y zuberotarras, y a franceses en general.
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