Las primeras referencias escritas sobre Lesaka no señalan la existencia de un pueblo o núcleo poblacional. Se trataría, más bien, de un territorio de paso, de algunos conjuntos de casas alrededor de un cruce de caminos: el de Lapurdi, por Ibardin, y el que llevaba de Pamplona a Qiartzun. La mismas exigencias de desarrollo comercial y de explotación del hierro que llevaron a la definición de las Cinco Villas de la Montaña empujaron, probablemente (1328,1354) al establecimiento de las fronteras entre dichas poblaciones. En 1358 consta un movimiento de protesta de los habitantes de Lesaka y Bera contra los "derechos" reales. Reprimidos con ayuda de agentes locales, dieron paso a la regulación de los peajes que regirían a continuación. Por otra parte, pero simultáneamente, se refiere, en 1360, la construcción del "fuerte" de Lesaka, a pesar de lo cual, a los seis años no consta la existencia de ningún hidalgo en la población. Todavía está por construir la que se convertiría en símbolo de Lesaka, la torre de los Zabaleta, que residen en Igantzi y alternan el nombramiento oficial de "merino” y el control de molinos, ferrerías y nasas de salmón, con los Alzate de Bera, fundamentalmente. Por encima de todos ellos, a su vez, aparecen personajes ligados a la Corte de Navarra en tanto que beneficiarios de las riquezas citadas, y de las que las tierras reales producían.
En la primavera de 1368, dada la participación de los “señores” del Bidasoa en el proyecto de la reconquista de Guipúzcoa por Carlos II, recibirán el control de la guarnición de Rentería. Para octubre se produce el alzamiento de los guipuzcoanos y el propio rey acudirá a Lesaka. La nueva toma de Rentería durará poco ya que, en 1372 y a consecuencia del arbitraje del Papa Gregorio XI, el rey navarro devolverá todas sus conquistas.
Estos conflictos de frontera, sus antecedentes y consecuentes, provocarán el fortalecimiento de aquellos elementos locales que destacan por su capacidad y poder militar. Las guerras que caracterizarán al siglo XV les ofrecerán un campo de desarrollo que, unas veces a las órdenes del rey, otras como banderizos y las más enfrentándose entre sí, utilizarán para delimitar sus posibilidades.
Será en este ambiente cuando, en 1402, los lesakarras obtengan un “privilegio”, que precisamente por haber destacado en la defensa de las fronteras. Un ataque y el consecuente incendio en 1411, provoca la destrucción de ochenta y ocho casas, que son también numerosas en el de 1444, incluida la torre de Zabaleta. De 1423 provienen las primeras ordenanzas que reglamentan la vida de la población, completadas con la concesión de 1444 –compensación del desastre citado-, de una feria anual por treinta años. A petición del concejo (1449) se obtendría un mercado quincenal y una feria anual de treinta días. Utilizando estos pocos datos junto a los que ofrecen la geografía y los edificios de la población nos atrevemos a plantear una hipótesis, con la esperanza que la consideren como tal, como algo provisional y a probar: En el territorio en forma de T que forman la afluencia del Onín y el Biurrana se sitúan, en paralelo casi, los caminos que vienen de Igantzi e Ibardin. En el cuadrante suroriental, alrededor de la iglesia y dibujando un cerco, aparecen Minyurinea, la torre de la casa de los Esparza, Ferronbaita y Kaskoenea. ¿Pueden ser puntos de la “fortaleza” de Lesaka? Si así fuera, en el suroccidental se produciría la implantación de la de Zabaleta y cercanas a partir del XV. En el mismo sentido puede interpretarse que las ordenanzas de 1423 señalen a la casa de Juan Ederrena un papel fronterizo. Los alrededores de Plaza Zaharra, Berria, Arretxea y Antoiu constituirían, entonces, un ensanche del XVII y XVIII, correspondiendo al XX, especialmente unidados con la fábrica, los extremos de Bittiria, Antoiu y Albistur, así como algunos puntos más centrales de la misma. No podemos olvidar, por otra parte, la presencia, desde la primera documentación, de los barrios –Endara, Zala, Arretxea, Alcayaga y otros- , ni el hecho de que en todos los núcleos se han dado destrucciones y reconstrucciones.
Las primeras referencias escritas sobre Lesaka no señalan la existencia de un pueblo o núcleo poblacional. Se trataría, más bien, de un territorio de paso, de algunos conjuntos de casas alrededor de un cruce de caminos: el de Lapurdi, por Ibardin, y el que llevaba de Pamplona a Qiartzun. La mismas exigencias de desarrollo comercial y de explotación del hierro que llevaron a la definición de las Cinco Villas de la Montaña empujaron, probablemente (1328,1354) al establecimiento de las fronteras entre dichas poblaciones. En 1358 consta un movimiento de protesta de los habitantes de Lesaka y Bera contra los "derechos" reales. Reprimidos con ayuda de agentes locales, dieron paso a la regulación de los peajes que regirían a continuación. Por otra parte, pero simultáneamente, se refiere, en 1360, la construcción del "fuerte" de Lesaka, a pesar de lo cual, a los seis años no consta la existencia de ningún hidalgo en la población. Todavía está por construir la que se convertiría en símbolo de Lesaka, la torre de los Zabaleta, que residen en Igantzi y alternan el nombramiento oficial de "merino” y el control de molinos, ferrerías y nasas de salmón, con los Alzate de Bera, fundamentalmente. Por encima de todos ellos, a su vez, aparecen personajes ligados a la Corte de Navarra en tanto que beneficiarios de las riquezas citadas, y de las que las tierras reales producían.
En la primavera de 1368, dada la participación de los “señores” del Bidasoa en el proyecto de la reconquista de Guipúzcoa por Carlos II, recibirán el control de la guarnición de Rentería. Para octubre se produce el alzamiento de los guipuzcoanos y el propio rey acudirá a Lesaka. La nueva toma de Rentería durará poco ya que, en 1372 y a consecuencia del arbitraje del Papa Gregorio XI, el rey navarro devolverá todas sus conquistas.
Estos conflictos de frontera, sus antecedentes y consecuentes, provocarán el fortalecimiento de aquellos elementos locales que destacan por su capacidad y poder militar. Las guerras que caracterizarán al siglo XV les ofrecerán un campo de desarrollo que, unas veces a las órdenes del rey, otras como banderizos y las más enfrentándose entre sí, utilizarán para delimitar sus posibilidades.
Será en este ambiente cuando, en 1402, los lesakarras obtengan un “privilegio”, que precisamente por haber destacado en la defensa de las fronteras. Un ataque y el consecuente incendio en 1411, provoca la destrucción de ochenta y ocho casas, que son también numerosas en el de 1444, incluida la torre de Zabaleta. De 1423 provienen las primeras ordenanzas que reglamentan la vida de la población, completadas con la concesión de 1444 –compensación del desastre citado-, de una feria anual por treinta años. A petición del concejo (1449) se obtendría un mercado quincenal y una feria anual de treinta días. Utilizando estos pocos datos junto a los que ofrecen la geografía y los edificios de la población nos atrevemos a plantear una hipótesis, con la esperanza que la consideren como tal, como algo provisional y a probar: En el territorio en forma de T que forman la afluencia del Onín y el Biurrana se sitúan, en paralelo casi, los caminos que vienen de Igantzi e Ibardin. En el cuadrante suroriental, alrededor de la iglesia y dibujando un cerco, aparecen Minyurinea, la torre de la casa de los Esparza, Ferronbaita y Kaskoenea. ¿Pueden ser puntos de la “fortaleza” de Lesaka? Si así fuera, en el suroccidental se produciría la implantación de la de Zabaleta y cercanas a partir del XV. En el mismo sentido puede interpretarse que las ordenanzas de 1423 señalen a la casa de Juan Ederrena un papel fronterizo. Los alrededores de Plaza Zaharra, Berria, Arretxea y Antoiu constituirían, entonces, un ensanche del XVII y XVIII, correspondiendo al XX, especialmente unidados con la fábrica, los extremos de Bittiria, Antoiu y Albistur, así como algunos puntos más centrales de la misma. No podemos olvidar, por otra parte, la presencia, desde la primera documentación, de los barrios –Endara, Zala, Arretxea, Alcayaga y otros- , ni el hecho de que en todos los núcleos se han dado destrucciones y reconstrucciones.
|