Desde el Alto de las Coronas ascenderemos por la pista que sale en dirección sur. Si hemos subido desde desde Navascués la pista que asciende a la derecha.

Pista al principio asfaltada para luego descomponerse y dar paso poco a poco a pista estriada.

La vegetación que encontraremos en esta zona está dominada por pino y enebro.

A los pocos metros encontraremos a la izquierda una casa de madera en estado ruinoso y pocos metros más arriba un observatorio de vigilancia de incendios de los bomberos. Zona de palomeras.

Cuando la pista comience a llanear se nos incorporará por la derecha una pista en ascensión.

Llegaremos a un cruce con giro de la pista a la derecha que conduce a la borda de Portalatín.

Desestimaremos las salida a la izquierda y seguiremos entre bojes, pinos, enebros y algún acebo.

Llegaremos a un cruce.

Por la izquierda sube una pista que se inicia a la par de una preciosa campa donde podremos obtener buenas vistas del Pirineo. Te recomendamos esta vista.

No obstante seguiremos por la derecha en suave giro y en ascensión.

No obstante la pista de la izquierda confluye más arriba con la que seguiremos pero asciende con más pediente.

La pista sale a un raso en giro hacia la derecha, en él encontraremos una baliza que indica hacia la derecha: Borreguil 1420 m., Ollate 3/4 h.». Desde aquí en leve ascensión nos volveremos a introducir entre árboles de hoja caduca y perenne.

Antes de introducirnos en el arbolado disfrutaremos de buenas vistas a nuestras espaldas.

Después de la subida para entrar en el arbolado descenderemos un poco y alcanzaremos un paso canadiense con verja a la derecha.

Saldremos a los Llanos de Legaroz, gran llanura dirigida de este a oeste.

En su parte izquierda encontraremos la borda de Beata, una pista que se abre paso por el pinar inferior del monte Borreguil y la salida de la cañada en su parte más occidental.

Detrás de la borda de Beata hay una cueva, la cueva de Beata o de la Gota de Agua. Cueva donde repostan agua los pastores en su paso trashumante.

No es difícil localizarla, a la derecha de la borda se encuentra una senda que nos llevará hasta ella.

Cuando lleguemos a la parte oeste de la explanada y antes de introducirnos en el paso de la cañada hacia los campos de Ollate, un poco a la derecha encontraremos el dolmen de Legaroz.

Vestigio de la edad del Bronce.

La cañada sigue entre bojes a la izquierda. La entrada se encuentra ubicada a la altura de un arrasado muro de piedra que está a la derecha.

Desde el dolmen habremos retrocedido algunas decenas de metros para incorporarnos de nuevo al recorrido.

Desde aquí andaremos por un suelo enmascarado de bojes y piedras calizas que pueden resultar muy resbaladizas en época de lluvias.

Habremos pasado por el lugar donde se encuentra un precioso roble y entre piedras y bojes accederemos en giro a la izquierda a una zona más abierta.

Desde aquí el camino comenzará a girar lentamente hacia la derecha para seguir paralelo hacia el oeste las laderas de Borreguil.

El camino se irá haciendo más abierto en intuitivo entre los pinos y bojes de las nuevas campas que van apareciendo delante nuestra.

No es dificultoso orientarse ya que vamos en la ladera de la izquierda y a nuestra derecha baja otra ladera.

Llegaremos a las campas de Ollate. En su parte derecha semioculta tras los pinos se encuentra un aska y una balsa.

Poco antes y a nuestra izquierda pasaremos por las ruinas de la borda de Faustino.

A la altura de una dolina, que se encuentra frente al aska, giraremos hacia la izquierda para buscar un portillo; el portillo de Ollate que da paso a un valle inferior que se despliega hasta Castillo-Nuevo.

Después de haber pasado unos muros correspondientes a unos antiguos rediles, comenzaremos un incomodísimo descenso hacia la parte baja del valle.

La cañada desciende en diagonal de izquierda a derecha por la ladera de Peña de las Goteras.

La cañada que se dispersa entre regueros de sendas entre robles y matorral va encontrando por su derecha una alambrada que le acompaña en su parte más inferior.

Al salir del Soto de la Padul cruza una pista que desciende de derecha a izquierda.

Seguiremos en la dirección que traíamos, por una zona muy árida y castigada por la erosión.

Llegaremos a la carretera dentro del término de la Tejería.

Allí nos encontraremos con una baliza en mal estado que nos indica que el collado de Leire se encuentra a tan sólo dos horas, a nosotros nos costará un poquito más .

Caminaremos por zona llana teniendo frente a nosotros las laderas marcadas por el discurrir de la cañada.

Comenzaremos un tramo más sinuoso y al cruzar un regacho, que estará seco en estío, pasaremos un portillo metálico.

Si el día es claro podremos volver la vista atrás y contemplar una buena imagen de los pirineos aragoneses: Castillo de Acher, Bisaurín, Collarada...

El camino se va cerrando y un portillo metálico verde nos abre el paso a otro regacho y nos muestra de forma bastante descompuesta el inicio de una fuerte ascensión.

Este portillo se denomina «El Contadero».
Ascensión que será guiada por la ladera excavada por el paso del ganado.

Con tranquilidad y paciencia iremos remontando la subida más fuerte de esta etapa.

Un buen respiro en nuestra ascensión será contemplar, a nuestras espaldas, las preciosas llanuras de la Tejería y al fondo el paso por donde abandonábamos los llanos de Ollate en plena sierra de Illón. Allá quedaron formas de vegetación pirenaica y ahora encontramos otra más mediterránea mientras acendemos el primer baluarte del prepirineo: la sierra de Arangoiti (Leire).

Ya en la parte superior entraremos en una explanada con salida clara en su parte superior derecha.

Encontraremos gran cantidad de matas de pacharán.

De nuevo saldremos a una zona más abierta con una pequeña dolina a la derecha.

El estriado de una pista herbosa nos invita a separarnos de nuestro recorrido (esta pista girará a la izquierda en ascensión. No obstante nosotros seguiremos pegados a la vegetación de la derecha hasta encontrar un gran roble que nos abre el camino hacia la derecha.

Alcanzamos un portillo amarillo que cierra un coto de caza y pone fin al término de Castillo-Nuevo. Curiosamente comienza a perderse el camino marcado y vuelven a aparecer un sinfín de sendas que seguiremos intentando no perder altura. Robles, pinos y bojes nos acompañarán por este paso angosto.

Saldremos a una campa y justo enfrente con suelo pedregoso encontraremos el camino de la cañada.

La cañada alcanza una extensa llanura cubierta por pinos y a su derecha llega una pista compacta que seguiremos durante algo más de dos kilómetros.

Nos encontramos en la zona del Raso de Lando.

Cuando la pista va a terminar de ascender para volver a descender suavemente nos saldremos por la izquierda campo a través dirección suroeste para buscar al final de la misma la entrada de la cañada.

No obstante si nos equivocamos y no nos salimos en este punto unos cien metros más adelante en la pista giraremos a la izquierda para seguir por pista de tierra y luego desviarnos a la derecha para continuar con la cañada.

Pasaremos la parte inferior de un arroyo y seguiremos en la misma dirección hasta encontrar la entrada de la cañada entre los pinos y dejando la pista que asciende de derecha a izquierda.

Alcanzaremos el collado del portillo de «La Cerrada o de Leire» dominado por una antigua baliza que nos indica que en media hora podremos bajar a Leire en dirección sur y que a Tejería iríamos en hora cuarenta y cinco minutos.

En la parte derecha del collado se ve con claridad la cima de Castelar, a la que opcionalmente podríamos ascender para disfrutar de una buena vista a ambos lados.

Desde el collado por paso estrecho iremos perdiendo altura de forma rápida. Es una zona muy delicada aunque sin riesgo, donde la piedra si está mojada puede hacernos pasar algún mal rato mientras observamos el embalse de Yesa con la localidad aragonesa de Tiermas sobre un cerro.

Sin darnos cuenta, en la parte más alta estábamos casi en contacto con el límite de la provincia de Zaragoza.

El rápido discurrir del descenso va a cruzar en tres ocasiones la pista que desde Leire va hacia la antigua cantera que puso en peligro la preciosa chimenea de hada del monolito.

Entre encinas, bojes y matorral seguiremos el penoso descenso.

Al par de una casa y por terreno herboso iremos llegando al monasterio de Leire, destino de esta preciosa etapa.