La
laguna de Pitillas es uno de los enclaves naturalísticos más importantes de la Comunidad Navarra.
Declarada Reserva Natural por ley foral 6/1987, está además protegida por una
Zona Periférica de Protección.
Sin embargo, hasta alcanzar el estatus de que hoy en día goza, la historia del lugar pasó por azarosos conflictos.
Después de su desecación temporal en los años 70 las aves han vuelto, poco a poco, a restablecer su equilibrio y hoy en día es un importante punto de parada para numerosas especies migratorias.
A la hora de hacer este itinerario debemos tener en cuenta que el entorno es un lugar tremendamente vivo y cambiante:
Hay épocas del año (de abril a mediados de julio) en que no debemos seguir este recorrido, pues interferiremos en el proceso de reproducción y cría. Habría que hacer, en todo caso, el itinerario marcado sobre el terreno con balizas como «Nº 2», y conformarse con la observación desde los lugares indicados. En cualquier caso hemos de seguir siempre las recomendaciones que tanto carteles como guías de la zona nos indiquen.El resto del año tendremos en cuenta la exigencia de silencio y procuraremos actuar con discreción.
En algunas épocas podemos encontrarnos la zona encharcada o con tal cantidad de barro que el paseo resulte impracticable.
No obstante, la observación de las aves será más fácil alejándonos algo de los bordes de la laguna y, si es posible, desde puntos elevados. La disposición de los dos observatorios es, desde luego, la ideal.
El recorrido parte del aparcamiento que hay bajo el
observatorio principal instalado por el Dpto. de Medio Ambiente, al que se accede desviándose de la carretera que une
Pitillas y
Santacara por una pista de corto recorrido.
Casi todo el trayecto vamos bordeando el enclave de la laguna, excepto en la zona norte, donde nos desviaremos algo más lejos para ascender a un cerro donde se sitúa la
ermita de Santo Domingo, y que ofrece una excelente vista sobre el entorno.
Al principio podemos, además, introducirnos en una pasarela a nivel del agua que nos permitirá sentir a nuestro alrededor la vida del carrizal y la laguna.
Por supuesto llévense, si pueden, unos prismáticos. Tengan cuidado, en verano con el calor y los mosquitos... Y en invierno con el cierzo, que sopla de forma constante.
Y, por si acaso antes de ir echen un vistazo a la web de la laguna (puede ver sus últimas noticias pinchando
aquí).