Lakarri es una cima de cierta entidad dentro de los montes que rodean la cuenca de Pamplona. Supera por poco los mil metros de altitud, pero tiene un conjunto de senderos que permiten acceder desde diferentes lugares y que finalmente alcanzan el punto cimero para disfrutar de una excelente panorámica sobre la cuenca y la zona de Esteribar.
El lugar más recomendable es la pequeña localidad de Elía. Pueblecito del valle de Egüés que se ha convertido, por el cuidado y el buen gusto que en ello han puesto sus vecinos, en uno de los rincones más agradables de toda la zona.
En la ladera oriental de la regata de Las Bordas (el barranco a los pies de Lakarri donde se encuentra Elía), hay un paraje de carácter legendario. Se trata de las ruinas del señorío de Amokain. Allí, según cuenta la leyenda del siglo XIV, encontró Guillén a su hermana Felicia, quien después de recorrer el Camino de Santiago no quería regresar con él al ducado de Aquitania, donde eran esperados como herederos del mismo. Guillén termina matando a su hermana y después, arrepentido, se retira a la ermita de Arnotegi (cerca de Obanos), mientras los restos de Felicia son trasladados a Labiano en una mula. Allí son venerados.
En su día publicamos la
ascensión de Lakarri visitando, de paso, estas ruinas. Aquí, sin embargo, lo hacemos por la ladera occidental, recorriendo la muga que separa este valle del señorío de Egulbati y alcanzando la cima por el lado contrario.
Después bajamos hasta la cabecera de la regata y regresamos a Elía por las cercanías del cauce. Si es nuestro deseo podemos hacer una combinación de ambas rutas, siguiendo las indicaciones adecuadas en el descenso.